Cuidemos de los abuelos

Cuenta la leyenda….

Que una abuela vivía felizmente con su familia, hasta que varios miembros de su familia tuvieron un desgraciado accidente y tan sólo ella y su nieta sobrevivieron.

Cuando la nieta marchó fuera a estudiar no quería dejarla sola, pero ella le contestó que no se preocupase y que aprovechara a estudiar, porque ella viviría hasta los 100 años.

La abuela vendió todo lo que tenía para dárselo a su nieta y así pudiera seguir estudiando y a pesar de su edad, se puso a trabajar para ganar dinero y poder así enviárselo a su niña

Cuando ya el cuerpo le fallaba y no podía seguir trabajando decidió transitar la calles y pedir limosna, comenzó a mendigar…

Todo lo que recaudaba se lo enviaba a su niña para que siguiera con sus estudios, siempre ocultó la procedencia de ese dinero….

Un día la nieta decidió ir a visitarla en sus vacaciones.

La abuela se aseó bien para que ella no sospechase. Todo estaba bien y cuando  la nieta se marchó, volvió a mendigar.

Pero un día de tantos, su corazón no pudo más, le dio un infarto en la calle y murió. Tan sólo un viejo bastón, un saco y unas pocas monedas fueron la herencia dejada a su nieta, la cual al enterarse, se desmayó de la desesperación. Pero entendió que la mejor manera de honrar a su abuela era continuar con sus estudios por todo el esfuerzo y sacrificio que había hecho su abuela por ella. No había otra forma de dignificar su vida.

Conservó su escasa herencia y dijo:

Descansa abuela, tu gran amor levantará un sol brillante”.

(Texto sacado del libro Antología de Historias Chinas sobre el Respeto a los Mayores. Maguregui Ediciones. Traducción de Liao Yanping)

Muchas veces es mirar al vecino para aprender de sus virtudes y valores. En este caso, queremos hablaros de la cultura Oriental, concretamente de China y de cómo ellos tratan a sus mayores. En el país oriental existe un gran respeto hacia ellos, pues cuando se jubilan son los hijos los que asumen su cuidado. Ellos sienten que deben honrar todo el esfuerzo y sacrificio que han hecho por nosotros…

Nos han dado la vida, nos han cuidado, nos han protegido, han hecho todo lo que han podido para darnos una buena educación, para que no nos falte nada…. Y muchas veces sentimos que no es suficiente, y no sabemos agradecerles todo el esfuerzo y valentía que han tenido a lo largo de su historia… Hacen lo mejor que pueden y como saben.

Nadie viene a este mundo aprendido.. y aun así caemos en los reproches y nos aferramos a ese sentimiento, abandonándolos y dejándoles que se marchiten en la soledad.

Hay muchas personas mayores que se sienten solas ya que sus hijos les retiraron la palabra, por algún desacuerdo o mal entendido.. Y es que nos olvidamos de todo lo que ellos nos han entregado… y que todo lo que somos es gracias a ellos.

Nuestros mayores son nuestras joyas, ellos son: la sabiduría, la experiencia, el sentido común, el placer de las pequeñas cosas, el amor sin condición….

¿Cuántos ven a sus padres o madres irreconocibles cuando se encuentran con sus nietos? Y piensan, mi padre nunca ha sido tan cariñoso conmigo….

Y es que en estas edades, donde la desinhibición es la que manda, ellos expresan todo lo que tenían guardado en sus corazones con sus nietos. Nada más hay que observar cómo se les ilumina la cara cuando los ven…. Y es aquí cuando son puro amor y cariño. Un amor, que en mucha ocasiones no han sabido o podido mostrarnos a nosotros porque estaban condicionados por su educación y por querer hacerte una persona fuerte para que la vida no te llevará…

Los abuelos son figuras importantísimas….

Son el refugio de los nietos, donde ellos acuden cuando papá o mamá les regaña…. Creando  en ellos un apego seguro que les ayuda a madurar emocionalmente cuando el padre o la madre se olvida de su corazón y pierde la razón.

Son los que llenan nuestras neveras de recetas secretas y exquisitas, que sólo se transmiten de generación en generación…

Son los que nos ayudan a inculcar valores, esos que han  sido enterrados y que solo ellos los ven con claridad….

No nos olvidemos de ellos. Hay muchas personas que durante el confinamiento han fallecido  en sus casas y nadie los ha echado de menos… y esa es la soledad más temida del ser humano. Cuando tu tránsito por la tierra no ha dejado una chispa de tu corazón en alguien…

Los abuelos son grandes maestros, niños grandes que necesitan ser cuidados, atendidos, y regados de amor…

Escrito por Cristina Ballenilla Reina. Psicóloga del Parque Cementerio de Málaga. Parcemasa
Con la colaboración de Lidia Torres.

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