La belleza cambiará el mundo: Dostoyevski

Durante estos meses de confinamiento todos hemos tenido que hacer una parada. Hemos estado en contacto con nuestra casa y es cuando no te puedes mover de un lugar o de un espacio, empiezas a ver y a darte cuenta de todas las imperfecciones que había y también de todos aquellos placeres que también existían y no valorabas.
Y es que cuando estás obligado a estar en un sitio, buscas que ese lugar reúna las mejores condiciones, por eso durante este confinamiento muchos se han animado a hacer restauraciones y muchas otras actividades manuales. Ya hablamos de esto en una entrada que puedes consultar AQUÍ.
Esto es algo que las plantas saben hacer perfectamente, tienen una gran presencia y atención por el ambiente que les rodea y prestan especial atención a los recursos que les rodean para poder aprovecharlos con su máxima eficiencia.
Una de las cosas que hacen las plantas y cuyo sistema está muy evolucionado es la comunicación. Como están paradas, han desarrollado una gran red entre ellas, y eso les permite la supervivencia.
Esto mismo ha pasado durante esta época donde al estar parados, hemos hecho un gran uso de las tecnologías, y es que, nuestra necesidad de comunicarnos y de estar conectados es algo que compartimos con estos seres.
Las plantas se comunican a través de sus raíces, una vez leí que en una época de sequía había un árbol que estaba separado del lago, y no tenía suficiente agua para poder sobrevivir.
Entonces los científicos, inquietos por saber cómo este árbol separado del resto podía seguir con vida, comenzaron a investigar qué le permitía su subsistencia. Descubrieron, cómo los árboles tenían una red de comunicación que les permitía saber si a alguno les hacía falta agua. Gracias a esta red de comunicación a través de sus raíces, se iniciaba un proceso en el cual los árboles más alejados recibían el agua y los nutrientes que necesitaban para así subsistir. Este fue el descubrimiento que despertó más interés aún por cómo los vegetales se comunican entre ellos y la sabiduría natural que les permite saber cómo actuar no solo a nivel individual sino también a nivel de comunidad.

¿Cómo podemos aprender de estos seres tan evolucionados?
Sin duda alguna la magnífica red que existe entre ellas les permite seguir con vida, y seguir expandiéndose y aportando oxígeno. Optimizan los recursos y hacen llegar a los que no tienen acceso los recursos que necesitan para seguir viviendo.
Parece como si tuvieran una conciencia y un corazón que les permitiera hacer eso..
Quizás debamos poner a las plantas en el centro de la vida, sin embargo hacer eso sería sacar al hombre del centro del universo. Y el hombre no parece dispuesto a ello.
Este cambio de enfoque nos permitiría apreciar la belleza de la naturaleza y sus procesos.
Y es que, no somos independientes de la naturaleza.. al igual que las plantas, podríamos decir que medio pulmón nuestro son los árboles. Quizás si tuviéramos esa conciencia, no pensaríamos, ni se nos pasaría por la cabeza talarlos…y cuidaríamos muchísimo más de la naturaleza..
Las plantas representan casi la totalidad de la vida.
La forma de organización que tienen es muy peculiar también, quizás debamos copiar su forma de organizarse, para que seamos más eficientes.
El sistema de organización que hay es jerárquico en todas las formas humanos posibles, empresas, colegios, familias…. Sin embargo, las plantas usan un sistema completamente diferente, no compiten entre sí, sino que cooperan y eso se debe a que al estar paradas unas con otras, el hecho de competir supondría para ellas, un gran desgaste energético por eso las plantas han aprendido a construir.
Ellas construyen comunidades y una vez que las construyen hacen de todo para mantenerse con vida.
Además de usar sistemas de cooperación, no emplean la fuerza sino que usan la belleza, la seducción, los olores, las forma….
Había una frase de Dostoyevski.que decía:
“ La belleza salvará el mundo”
Esperemos que así sea….

Escrito por: Cristina Ballenilla Reina. Psicóloga del Parque Cementerio de Málaga. Parcemasa.