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Las chorisias y la querencia por los árboles de Málaga

En noviembre las chorisias, los palos borrachos en sus distintas modalidades, se convierten en palos mayores que ondean la bandera de las latitudes tropicales incluso ahora que comienza a entrar el frío.

Los jardines de aclimatación del pasado, distribuidos durante el siglo XIX por el Centro, sin olvidar el de la explanada de la estación (los jardines de Badía) fueron con toda seguridad los introductores de esta planta de países cálidos al otro lado del charco, proveniente de esa tierra caliente de la que hablaba Valle Inclán en Tirano Banderas.

Podemos ver cómo despliegan su ramo de flores haciendo guardia junto a la Aduana y la casita del jardinero o a pocos metros de la Cruz Roja, en la zona de Segalerva y las primeras estribaciones de Ciudad Jardín pero también cerca de los jardines de Narciso Díaz de Escovar y el Puente de las Américas, recordando a los apresurados conductores la pervivencia, aunque atravesada por viales, de los jardines de la Aurora, hoy de Picasso. Sin olvidar al palo borracho más famoso de todos, el barrilito, en los jardines de Alfonso Canales. El barrilito está hoy rodeado de obras y expectante para ver cómo terminará la zona, pues a los urbanistas, con su florido lenguaje de eruditos a la violeta, no hay quien les entienda cuando informan de proyectos de actuación.

Ahí están las chorisias, destellos tropicales en una Málaga que en líneas generales no se interesa por sus árboles y mejor que no les hagan un examen sorpresa a nuestros cargos públicos.

Por eso, resultan esperanzadoras las novedades botánicas que comienzan a surgir en Parcemasa y que fueron adelantadas por este diario hace unos días.

Porque de un sitio como el Cementerio de San Gabriel también se pueden esperar cosas agradables. Aunque pocos visitantes caigan en la cuenta, se trata de una de las zonas verdes más grandes de Málaga y el gerente, Federico Souviron, quiere crear un nuevo espacio muy significativo. Se trataría del Bosque de los Recuerdos (este es al menos su nombre inicial),una zona proyectada para que los malagueños puedan depositar las cenizas de sus seres queridos, que alimentarían simbólicamente un árbol plantado por ellos que podrán visitar y regar con el paso de los años.

Para redondear esta iniciativa, Parcemasa quiere enriquecer este Bosque de los Recuerdos con esquejes y semillas de los árboles más representativos de Málaga, así que puede que en unos años veamos crecer en San Gabriel una fastuosa zona verde llena de hijos de los ficus de Reding, Bellavista y la Alameda; la higuera del Museo Picasso; el tulípero del Gabón del Parque o las jacarandas de la plaza de Capuchinos, sin olvidar el almencino y las glicinias de La Concepción ni por supuesto, el palo borracho de los jardines de Alfonso Canales. El barrilito.

Se trata de iniciativa que resalta la importancia de los árboles de nuestra ciudad, un buen número de ellos auténticos tesoros botánicos por su calidad, porte o longevidad y que crecen en una tierra, si no caliente, templada y privilegiada.

La Opinión de Málaga. Publicado por Alfonso Vázquez | 20 Noviembre, 2013